El 26 de enero de 1950 despega en su primer vuelo el North American YF-93A, un derivado del F-86 Sabre, pensado como caza de escolta, o “penetration fighter”, en la jerga norteamericana de la época. El NA-157 comenzó siendo una versión de largo alcance del Sabre, el F-86C, con una capacidad estimada de 7.420 litros de combustible, y una autonomía de 3.700 kilómetros. Ante los importantes cambios, su nomenclatura fue cambiada a YF-93A, y se presentó para competir contra el McDonnell XF-88 Voodoo y el Lockheed XF-90 para el programa de escolta de bombarderos.
Esta competencia fue ganada por el XF-88, aunque no generó pedidos de forma inmediata. El XF-88 dio origen al F-101 Voodoo. Como consecuencia de esto, los dos YF-93A construidos fueron entregados a la NACA Ames, donde fueron utilizados para diversas pruebas y como avión de escolta en vuelos de prueba hasta 1956.
Los comienzos del avión fueron buenos y la USAF hizo un pedido de 118 F-93A. sin embargo, este contrato se canceló abruptamente en 1949, al demostrar las pruebas del B-47, que la velocidad del avión le permitiría cumplir su misión sin escolta.
El primer prototipo fue fabricado con entradas de aire diseñadas por la NACA, que demostraron ser ineficientes en ciertos ángulos de ataque, siendo incapaces de suministrar la cantidad necesaria de aire al motor, un Pratt & Whitney J48 con postcombustión. El avión estaba armado con seis cañones de 20 mm en el morro y montaba un radar SCR-720.
