Mitsubishi Shusui, el Me-163 japonés

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En la mañana del 8 de enero de 1945, en la base de Hyakurigahara, un Nakajima B6N1 arrastraba el primer Mitsubishi J8M1, interceptor cohete experimental de la marina japonesa, conocido como Ki-200 para el ejército, y realizaba el primer vuelo planeado de este nuevo caza. Se trataba del primer prototipo, todavía sin motor cohete y con lastre colocado para simular los pesos de combustible y motor, en el primer vuelo de prueba, que resultó bastante satisfactorio, teniendo en cuenta lo radical del diseño, que era la versión japonesa del caza cohete alemán Messerschmitt Me 163.

image-fotoshowBig-3b19142f-1250635 Entrenadores MXY8

El desarrollo prosiguió, e incluso se lanzó la fabricación en serie, como consecuencia de la falta de un oponente eficaz contra los modernos bombarderos americanos B-29, que asolaban las islas cada vez con mayor número. El primer vuelo propulsado terminó, sin embargo, en tragedia. El 7 de julio de 1945 en el primer vuelo propulsado, el cohete falló y el avión se estrelló, con la pérdida del piloto, el teniente comandante Toyohiko Inuzuka.

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Como consecuencia de ello se modificó el sistema de paso de combustible de los prototipos seis y siete, pero el avión no llegó a volar más antes de que terminase la guerra. Dos versiones del avión estaban ya siendo construidas, la J8M1, con dos cañones de 30 mm y la J8M2, en la que uno de los cañones era reemplazado por combustible. También se estaba desarrollando una versión más grande, Ki-202, por parte de Rikugun, con mucho interés por parte del ejército.

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Los japoneses siguieron con mucho interés los progresos alemanes sobre motores cohete y reactores, y su aplicación en aviones de combate. La transferencia de tecnología era muy azarosa y el acuerdo entre los dos países, que incluía los planos completos del Me 163 y de su motor cohete HAWK 509A, un avión completo y dos desensamblados, tres motores cohete, la información sobre los progresos que se realizasen, y permitir a los japoneses desarrollar y adaptar avión y motor a sus sistemas de producción, además del estudio de las tácticas de empleo de la Luftwaffe en operación, no llegó a completarse nunca.

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Varios submarinos partieron desde Alemania con aviones, motores y planos, pero varios fueron hundidos antes de llegar a destino, por lo que la información en posesión de los japoneses era fragmentaria, y tuvieron que hacer ingeniería inversa sobre varios componentes importantes.

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Los japoneses eran conscientes de lo radical del avión y prepararon varios diseños de planeadores que permitían el entrenamiento de los pilotos antes de saltar a un avión cohete real. De esta forma se desarrolló el MXY8, prácticamente igual que el Shusui, pero sin motor, y que sería fabricado por Kayaba como Ku-13. También pensaron en un entrenador más avanzado el MXY9, que sería propulsado por un pequeño reactor de 220 kg de empuje.

Kugisho_MXY8-01 Kugisho MXY8

Aunque las características previstas eran inferiores a las del Me 163 Komet, los militares nipones la consideraron adecuadas para enfrentarse a las oleadas de B-29 con cierto nivel de éxito. Se esperaba que los pilotos realizasen un par de pasadas atacando con los cañones y que en caso de que fuese posible, embistiesen con el avión contra el bombardero. Al final de la guerra se habían producido unos 60 entrenadores y siete ejemplares de la versión operacional.

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