La tripulación del primer vuelo. Mi recuerdo a Ed Strongman, fallecido en 2016.
Una luminosa mañana hace ahora 11 años, a las 10:15, el A400M MSN001 se levantaba majestuoso desde la pista del aeropuerto de San Pablo en Sevilla. Muchos no pudimos reprimir que se nos cayeran las lágrimas. No volaba un avión, surcaba el aire el trabajo y el esfuerzo de miles de personas en toda Europa, a las que en ese momento representábamos los trabajadores de Airbus en Sevilla, y un millar de invitados que se habían reunido “para tan magna ocasión”.
Los primeros estudios utilizaban reactores.
La historia comienza más de 25 años antes. En 1982 Aerospatiale, British Aerospace, Lockheed y Messerschmitt-Bolkow-Blhom forman el Future International Military Airlifter (FIMA), para estudiar un sustituto de los C-130 y Transall, entonces en servicio. En 1987 se unen Aeritalia y CASA, y el programa pasa a llamarse FLAEG (Future Large Aircraft Exploratory Group). En 1989, Lockheed abandona el proyecto y se dedica a su C-130J Super Hercules.

En julio de 1991 el proyecto se reconvierte y pasa a llamarse Euroflag (European Future Large Aircraft Group), y se establece como una compañía de responsabilidad limitada en Roma. Se integran OGMA de Portugal y TAI, de Turquía. El nombre cambia de nuevo en septiembre de 1994 y pasa a ser FLA (Future Large Aircraft). Airbus se hace cargo del programa y la gestión pasa a un equipo en Toulouse en 1995. En ese momento se unen Deutsche Aerospace (que sustituye a MBB), y las belgas SONACA y SABCA.
Farnborough 1994, maqueta del FLA.
El FLA estaba pensado para transportar una carga de 25 toneladas a unas 2100 millas de distancia, y equipado con turbopropulsores de 9.500 shp de potencia. Era un sustituto directo del C-130 Hercules.

Los requisitos cambiaron, y se acordó un European Staff Requirement, que buscaba algo más grande y más rápido que los Hércules y Transall. Con mejores actuaciones tácticas que el Hércules y capacidades similares para operar desde campos someramente preparados. Adicionalmente, debía ser multimisión, para transporte, evacuación médica, reaprovisionamiento en vuelo, y soporte para misiones especiales. Europa declaraba entonces una necesidad para 300 aviones.
En enero de 1999 el nombre del programa cambia de nuevo y pasa a ser el A400M. La gestión del programa pasa a la Organisation Conjointe de Cooperation en Matiere d’Armement (OCCAR), la agencia que representa a los clientes, que fue formalmente ratificada el 28 de enero de 2001.

Los ingleses fueron los primeros en pedir formalmente el avión, el 16 de mayo de 2000, con un total de 25 unidades. Alemania le siguió el 9 de junio, y el 27 de julio las naciones cliente firmaron durante una ceremonia en el salón de Farnborough, comprometiéndose a un total de 225 aviones.

Finalmente, el programa A400M fue lanzado formalmente el 27 de mayo de 2003, con una firma entre Airbus y la OCCAR, para la compra de 212 aviones, cantidad rápidamente reducida a 180 con la retirada de Portugal e Italia. Las primeras órdenes de exportación se produjeron en 2004 y 2005, con 8 aviones para Sudáfrica y 4 para Malasia.
Europrop TP400, 11.000 shp de potencia.
La producción del avión se repartió al estilo Airbus, ligando la compra a la carga de trabajo, siempre que fuese posible. Un elemento clave fue la selección de los motores. Se designó también a un consorcio europeo, llamado Europrop International (EPI), bajo leyes alemanas, formado en 2002 por MTU Aero Engines, Safran Aircraft Engines, Rolls-Royce e Industria de Turbo Propulsores (ITP). El producto es el TP-400, con 11.000 shp, que mueve una hélice ocho palas Ratier-Figeac FH386, con un diámetro de 5,34 metros.
El TP400 voló a finales de 2008, montado en un Hércules.
Este motor está en el origen de buena parte de los retrasos en el programa de pruebas. Solo en diciembre de 2008 el motor fue puesto en vuelo, a bordo de un C-130 especialmente modificado.
El 26 de junio de 2008 el A400M hacía su Roll-Out, ante cerca de 3000 invitados, entre ellos Juan Carlos I, Rey de España. Pasaría un año y medio de trabajo antes de poder ver al avión surcar el cielo. Pero esa es otra historia.