02250 A bordo del Lockheed F-5 B

“Haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una realidad”

31 de julio de 1944. Aeródromo militar de Bastia-Borgo, en la isla de Córcega. Un Lockheed F-5B (versión fotográfica del P-38) Lightning carretea por la pista y despega en una misión de reconocimiento sobre la zona de Grenoble, en la Francia ocupada. Este es uno de los aviones que no regresó a su base aquel día. Todo se hubiese quedado en una anotación en un oscuro diario de operaciones de no ser que quien pilotaba este avión era Antonine de Saint-Exupery, piloto, periodista, escritor y sobre todo, ser humano, con todas sus bondades y sus defectos. Era su novena misión de guerra.
A los 44 años, con secuelas de varios accidentes de aviación, caídas, y su brazo izquierdo prácticamente inutilizado, Saint-Exupery había tenido que recurrir a todos sus contactos y a su encanto personal para que le dejasen volar en misiones de combate. El Lightning era un avión moderno, estrecho, incómodo y tenía una limitación que impedía volar a pilotos de más de 32 años…
En cada misión, Saint-Exupery tenía que ser ayudado por su equipo de tierra a entrar en el avión y acomodarse. El no podía hacerlo solo, debido a su peso y corpulencia, y tenían que cerrar la cabina, ya que tenía un brazo inutilizado. Después del despegue, embutido en mono y cazadora, junto al resto de la impedimenta, Saint-Exupery sudaba profusamente, hasta llegar a una altura de unos 1.000 metros, donde la altitud se estabilizaba y la temperatura comenzaba a sr reconfortante. Saint-Exupery era, probablemente el piloto de combate de más edad, y aunque no debía de estar allí, contaba con más de 7000 horas de vuelo, y su férrea voluntad de estar donde él quería.
Aunque el misterio de su desaparición parece resuelto, y se ha confirmado que los restos de un avión encontrado a 83 metros de profundidad son los del f-5 B 223 que pilotaba, realmente no se sabe que ocurrió aquel día, cuando su rastro se perdió. Y este parece ser uno de esos finales de película, que es mejor dejar así.

Saint-Exupery en un Caudron 635
A bordo de un Caudron 635

A los 12 años el famoso Vedrines lo montó en su avión, y este hecho encendió su pasión de volar. Fracasó en su intento de entrar en la Escuela de Marina, y decidió entrar en bellas artes. Aprendió a pilotar en su servicio militar, y ya no lo abandonó. En 1926 se presenta para ser piloto en la Aéropostale, y es aceptado.
Comienzan entonces sus años dorados. Muchas horas de vuelo. Muchas horas para pensar. Comienza a volar en los Breguet XIV, haciendo la ruta desde Toulouse hasta Dakar, pasando por España. En 1927 es nombrado jefe de escala en Cabo Juby, en el desierto del Sahara español. Periodo de aventuras porque tendrá que hacerse valer en sus negociaciones con las bandas de bereberes que capturan a los pilotos y piden rescate. En estas condiciones Saint Exupery comprende hasta que punto el compañerismo es importante.

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Con su mujer, Consuelo.

En 1929 su vida da otro giro importante. Con la expansión de la Aéropostale por América del Sur, es nombrado director de explotación de Aeroposta, la filial argentina de la Compagnie Genérale Aéropostale. En ese puesto, desarrolla todas las conexiones y la infraestructura necesaria. Es en Buenos Aires donde encuentra a Consuelo Suncín, que se convertirá en su esposa en 1931. Consuelo es todo un carácter, y a pesar de las desavenencias de la pareja, siguen casados hasta su desaparición.
La vida sigue y la Aéropostale entra en liquidación en 1931, pera renacer en 1933 ya como Air France. Saint Exupery para un breve periodo de tiempo como piloto de pruebas en Latecoere, hasta que se le reclama para ciertas misiones de propaganda, que le permitirán ejercer como periodista y viajar por todo el mundo realizando reportajes de actualidad. De la URSS a España, siendo testigo de una época convulsa que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial.

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Con su mecánico, Prevot

La guerra de España le hizo viajar a nuestro país en varias ocasiones. A pesar de su carácter, no se siente identificado con ninguna de las corrientes políticas, y menos con la anarquista que encuentra en Barcelona.
La declaración de guerra le hace regresar a Francia y es movilizado, y destinado al grupo 2/33, basado en Toulouse. Desde allí realiza misiones de guerra, aunque los resultados serán nulos y el precio muy alto. La 2/33 pierde 17 de sus 23 pilotos. Los restos se repliegan al sur de Francia y luego al Norte de África. El armisticio en 1940 le sorprende en Argel, y después de una rápida vuelta a la Francia ocupada, decide embarcarse para Estados Unidos.

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El Principito en alemán

Es el periodo más productivo en su vida como escritor dando luz a “Piloto de Guerra”, Carta a un Rehén”, y “El Principito”. También dejó manuscrita “La Ciudadela”, que se publicaría después de su desaparición. Pero no le gusta la vida en Estados Unidos, y el desembarco aliado en el norte de África en noviembre del 42 le hacen tomar la decisión de volver al combate. Lo logra en 1943, y se reencuentra con algunos de sus camaradas de la 2/33.
La figura de Saint-Exupery no es solo la de un gran piloto. Ni siquiera la de un gran escritor. Es la de una persona que siempre se guiaba por la pasión. Un humanista moderno, cercano, a veces débil, pero con un corazón y una sensibilidad que le convierten en un modelo de quienes no están dispuestos a dejarse llevar por convencionalismos, ideologías o intereses personales.

Antoine de Saint Exupery
“Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía”

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