Trabajando sobre termoplásticos en la FIDAMC
Este blog no quiere tratar temas políticos, pero es indudable que la política nos afecta y mucho. Creo sinceramente que la ciencia y la tecnología bien aplicadas son un gran beneficio para la humanidad, aunque todavía tenemos que resolver multitud de problemas. También pienso que España no puede dibujar su futuro sin estar dentro de Europa, y si queremos estar en este club, debemos hacerlo en los puestos de cabeza.
Occidente debe su influencia en el mundo a sus soluciones tecnológicas. Nuestra capacidad de innovación ha cambiado las condiciones de vida de miles de millones de personas, y seguirá haciendo en el futuro, y de una forma acelerada.
España ha demostrado a pesar de una evidente escasez de medios y del desinterés general de la clase política, que tiene talento para aportar soluciones e ideas que ayuden a crear este futuro.
Las inversiones en I+D+i han sido escasas, pero cuando se han hecho, han dado un gran resultado. El consenso de la industria en este momento es que tenemos que volver a abrir el grifo de ayudas a la innovación (que nunca debió cortarse), si queremos estar en los vagones de cabeza.
Hoy acaba de tomar posesión un nuevo gobierno en España, con la Innovación elevada a Ministerio por primera vez, y de la mano de un astronauta. Es una buena señal, pero hay que hacer mucho más: desbloquear fondos muy necesarios, presentar de una vez un plan estratégico para la industria, señalar de forma clara que sectores son los que van a ser apoyados y cual es la razón, ayudar fiscalmente, y de forma más decidida a las empresas que innoven, lanzar una acción conjunta para que industria y universidad trabajen coordinadamente con el fin de que la universidad se convierta en un generador de innovación para las empresas…. Son muchas cosas, pero por alguna se debería empezar, o todo se quedará de nuevo en una buena señal.
En un mundo tan complejo como el actual, con intereses globales por parte de nuestra industria, nuestros gobiernos deberían emplear a expertos independientes, tal como ya hace la propia industria, y comenzar a dar respuesta a los numerosos retos que tenemos. El primero es coordinar todas las políticas que afecten a industria, educación e innovación con las distintas comunidades autónomas, de forma que la inversión estuviese ordenada y coordinada, y no se duplicase, y asegurar que los resultados de estas inversiones estuvieran disponibles para toda la industria española.
La innovación es una forma de entender el mundo, y en España estamos todavía lejos de lo que significa este concepto a nivel país. La comunicación y la pedagogía tanto de la industria como del gobierno hacia los gobernados en este sentido es una asignatura pendiente y cada vez más necesaria. Este es un pacto de estado al que deberían acceder los principales actores políticos y sociales, cuanto antes mejor. Se trata de un acuerdo estratégico que debería colocar a España en la vanguardia de los países innovadores a medio plazo. La inversión necesaria es una fracción de lo que se dedica a menesteres con más glamour, pero sin ningún resultado práctico. Estamos hablando de cientos de millones anuales que generarían miles de millones a los pocos años, un incremento del empleo y de su calidad, un aumento de las exportaciones, del prestigio y del peso específico de nuestro país no solo en Europa, sino a nivel mundial.
En definitiva, sería una apuesta por el futuro que debemos hacer, o simplemente, otros la harán, y España se quedará de nuevo rezagada de forma irremediable.