La compañía estadounidense Radia confirmó que diseñará y construirá el WindRunner, el avión de carga militar más grande del mundo, destinado a ser utilizado por las fuerzas estadounidenses y de la OTAN.
El nuevo avión de transporte pretende superar las flotas actuales de transporte pesado en tamaño y capacidad de carga útil, ofreciendo un mayor alcance para la logística militar y las misiones humanitarias. La iniciativa subraya la creciente cooperación transatlántica en materia de defensa en un momento de creciente preocupación por la seguridad mundial.

Radia afirma que la aeronave utilizará componentes certificados y probados, con un plan de desarrollo que busca lograr su primer vuelo para finales de la década y el inicio de sus operaciones alrededor de 2030. El tipo de motor aún no se ha revelado públicamente, pero se dice que es un modelo certificado existente en proceso de integración.
La financiación recaudada hasta la fecha ha sido de aproximadamente 150 millones de dólares, y se están negociando nuevas inversiones con gobiernos y entidades privadas. Los analistas del sector han expresado su preocupación por los riesgos técnicos y comerciales, como el corto alcance en comparación con otros aviones de transporte, la competencia de posibles dirigibles híbridos y las conversaciones sobre la reanudación de la producción del C-17. Radia sostiene que existe demanda de múltiples soluciones dada la ausencia de grandes aviones de transporte en producción.

En mayo de 2025, Radia firmó un acuerdo de cooperación en investigación y desarrollo con el Comando de Transporte de EEUU para estudiar aplicaciones de carga de gran tamaño. El Departamento de Defensa carece de capacidad de transporte aéreo para carga de más de 90 metros de longitud. Los países de la OTAN que participan en el programa de la Solución Internacional de Transporte Aéreo Estratégico también han expresado su interés.

Las características militares específicas, como el reabastecimiento en vuelo, podrían añadirse posteriormente, pero la prioridad es desplegar la aeronave para 2030 y cumplir con los requisitos identificados. El WindRunner comenzó como un proyecto civil destinado a transportar palas de aerogeneradores de más de 100 metros de longitud para la iniciativa GigaWind de Radia. La destrucción del An-225 en 2022, el fin de la producción de otros grandes refuerzan la relevancia del programa.
El programa está vinculado a conceptos como el Empleo Ágil de Combate y el despliegue distribuido, que requieren el rápido despliegue de fuerzas en zonas dispersas con infraestructura limitada. Radia posiciona la versión militar como una forma de apoyar las flotas existentes de aviones de transporte estratégico que siguen operativos pero que están fuera de producción, como el Lockheed C-5 Galaxy y el Boeing C-17 Globemaster III, a la vez que aumenta la capacidad para misiones con gran volumen de operaciones.

La capacidad interna del WindRunner supera los 6.800 metros cúbicos, equivalente aproximadamente a siete veces el espacio de carga de un C-5 y doce veces el de un C-17. Este espacio está diseñado para permitir la entrega continua de equipo listo para la misión sin necesidad de cargadores especializados ni instalaciones a medida.
El WindRunner podría transportar seis helicópteros CH-47 Chinook completamente ensamblados, mientras que un C-17 solo puede transportar uno después del desmontaje. También podría transportar cuatro CV-22 Osprey a áreas avanzadas, cuatro aviones de combate F-16 o F-35C sin necesidad de reabastecimiento en vuelo, y hasta doce helicópteros Apache en una sola salida, en comparación con los dos de un C-17.

Radia también destaca el apoyo a las operaciones espaciales, incluyendo la capacidad de mover cohetes propulsores en horas en lugar de días y de recuperar vehículos de carga de cohetes aterrizados para su reutilización. Al transportar los sistemas intactos, la aeronave está diseñada para reducir las horas totales de vuelo, la complejidad operativa y la exposición a interrupciones o ataques.
Los requisitos operativos del WindRunner incluyen la capacidad de operar desde pistas sin pavimentar de aproximadamente 1800 metros, lo que permite el acceso a ubicaciones dispersas, austeras o dañadas por tormentas que las aeronaves convencionales de gran tamaño no pueden utilizar.

Las especificaciones técnicas del WindRunner «normal» son de 108 metros de longitud, 80 metros de envergadura y 24 metros de altura, con una velocidad de crucero planificada de Mach 0,6, aproximadamente 740 kilómetros por hora. La carga útil máxima ronda los 72.575 kilogramos, inferior a la de aeronaves de carga pesada históricas como el Antonov An-225 Mriya, con 247.000 kilogramos; el An-124, con 150.000 kilogramos; o el C-5 Galaxy, con 129.274 kilogramos.
Sin embargo, el volumen de la bodega de carga es mayor que el de cualquier aeronave existente; en materiales anteriores se citan hasta 7.702 metros cúbicos en la configuración civil. El alcance máximo de carga útil del WindRunner es de 2000 kilómetros, menor que el de aeronaves como el Airbus A330 MRTT, el Kawasaki C-2, el Xi’an Y-20 o el A400M.

