El nuevo cohete Vulcan de United Launch Alliance lanzó el Satélite de Tecnología de Navegación-3 desde Cabo Cañaveral, Florida, este martes. Es el primer satélite de navegación experimental del Pentágono en casi 50 años, con el objetivo de probar nuevas tecnologías que podrían definir futuros programas militares de GPS.

Esta ha sido la primera misión de seguridad nacional que vuela con el nuevo cohete de carga pesada Vulcan de ULA. El lanzamiento del cohete se retrasó debido a problemas de desarrollo y retrasos en la certificación, después de que se desprendiera material de uno de los propulsores sólidos durante su segundo vuelo en octubre.

Vulcan debía lanzar cuatro misiones de la Fuerza Espacial el año pasado, pero se redujeron a dos y se pospusieron para este año. La compañía planea lanzar dos veces al mes, con una combinación de cohetes Vulcan y Atlas, para finales de año, ante la presión de superar la acumulación de misiones debido a los retrasos de Vulcan. El lanzamiento del martes es el primero de 25 lanzamientos que la Fuerza Espacial ha ordenado a ULA en la segunda fase del programa de Lanzamiento Espacial de Seguridad Nacional.

El satélite experimental lanzado, probará nuevas señales anti-spoofing, una antena orientable de matriz en fase para enviar señales a las fuerzas terrestres en zonas de alta interferencia y receptores que le permitirán operar sin instrucciones de los controladores terrestres. El Pentágono y el AFRL invirtieron alrededor de 250 millones de dólares en el desarrollo del satélite NTS-3 y el sistema terrestre. L3Harris fue el contratista principal del programa.

El programa busca fortalecer la resiliencia de la constelación GPS militar, pero también allanar el camino para nuevas capacidades de posicionamiento, navegación y cronometraje. La mayoría de los satélites PNT del servicio se encuentran en órbita terrestre media, pero el NTS-3 se enviará a la órbita geoestacionaria para experimentar con diferentes posicionamientos para la misión.

El equipo espera comenzar a recopilar datos en unas pocas semanas, y la misión completa durará aproximadamente un año. AFRL no planea utilizar el satélite en operaciones reales después de que finalice el año, pero están trabajando con varias organizaciones para analizar cómo podrían utilizar las capacidades restantes para realizar pruebas adicionales.























































