Cuando la NASA lanzo sus sondas Voyager 1 y 2 (el 5 de septiembre y el 20 de agosto de 1977) esperaba que durasen unos cinco años, lo que daba tiempo para visitar Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Sin embargo los generadores nucleares que montaban, han permitido prorrogar una y otra vez la misión. 47 años después siguen mandando datos a la tierra, y la NASA ha decidido parar algunos instrumentos, para permitir alargar la misión hasta los 50 años.

A lo largo de los años, los Voyager se han enfrentado a problemas informáticos, fallos en las comunicaciones, problemas con los propulsores, pero el mayor y el que acabará condenando a las sondas es que los generadores radiotérmicos (RTG) que les suministran electricidad para hacer funcionar sus sistemas y evitar que se congelen se están agotando. A medida que disminuye su suministro de plutonio-238, los generadores pierden cuatro vatios de potencia al año. En 1977, generaban 470 vatios. En 2023, se reducían a 250 vatios. Esto hace que racionar la energía restante sea una prioridad absoluta para los ingenieros de la NASA en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de Pasadena, California.

Originalmente, cada Voyager contaba con 10 experimentos, además de los sistemas de comunicación y apoyo. A lo largo de las décadas, éstos han sido reconfigurados o desconectados por completo. Según la agencia espacial, el experimento del subsistema de rayos cósmicos a bordo de la Voyager 1 se apagó el pasado 25 de febrero de 2025 y el instrumento de partículas cargadas de baja energía de la Voyager 2 se apagará el próximo 24 de marzo. De este modo, sólo quedarán tres experimentos en funcionamiento. Estos son el Magnetómetro (MAG) y el Subsistema de Ondas de Plasma (PWS) en ambas naves, con un Subsistema de Rayos Cósmicos (CRS) adicional en la Voyager 2 que está previsto que se apague en 2026.

Los Voyager son las naves espaciales activas (sin contar los satélites pasivos como los reflectores láser geodésicos) más antiguas jamás lanzadas. Para ponerlo en perspectiva, todos los que participaron en el proyecto original están muertos o jubilados. Las páginas de los manuales y planos se están volviendo literalmente marrones por el paso del tiempo. Incluso el software es tan antiguo que hay que recurrir a hombres y mujeres muy mayores que aún pueden entender el código cuando algo va mal.

Además de todo esto, hay que recordar que estas naves están ahora increíblemente distantes. La Voyager 1 está a más de 25.000 millones de kilómetros de la Tierra y la Voyager 2 a 21.000 millones de kilómetros. La distancia es tal que una señal de radio tarda casi dos días en llegar a las sondas y recibir una respuesta. Las sondas se mueven a una velocidad de 17 kilómetros por segundo respecto al Sol.

Cada una de los Voyager contiene un mensaje para posibles inteligencias extraterrestres en forma de disco de cobre dorado de 30 centímetros de diámetro. Al igual que las placas de los Pioneer 10 y 11, el Disco de Oro de las Voyager tiene inscritos símbolos que muestran la ubicación de la Tierra en relación con varios púlsares. El disco incluye instrucciones para reproducirlo similares a las de un tocadiscos de vinilo.

El audio del disco incluye saludos en 55 idiomas, 35 sonidos de la vida en la Tierra (como cantos de ballenas, risas, etc.), 90 minutos de música que incluye desde Mozart y Bach hasta Chuck Berry y Blind Willie Johnson. También incluye 115 imágenes de la vida en la Tierra y saludos grabados del entonces Presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, y del entonces Secretario General de la ONU, Kurt Waldheim.





















































