El 4 de septiembre de1946, el piloto Chalmers “Slick” Goodlin y el ingeniero Charles Fray tuvieron que saltar paracaídas de su XF-83. El avión se estrelló, perdiéndose completamente. Este era el primero de los dos XF-83 que se fabricaron. Había sido aceptado por el ejército el 11 de octubre de 45, y posteriormente volvió s Bell para probar dos ramjet subsónicos montados bajo las alas. Uno de ellos fue el culpable del accidente al incendiarse en vuelo.

El XF-83 nació como caza de escolta. Los primeros reactores tenían un apetito desmedido de combustible, por tanto el avión tenía que ser grande para poder llevar gran cantidad de keroseno. En marzo de 1943, el ejército lanzó una petición para un caza de largo radio, propulsado por reactores, como parte del proyecto MX-511. El 15 de octubre del 43 Bell presentó una propuesta para un monoplaza de ala media propulsado por un par de General Electric I-40 (XJ-33), una configuración parecida a la del P-59 Airacobra.

El Ejército estuvo interesado y pidió datos para dos aviones “Bell D-16 Stratosphere Fighter”. La propuesta se presentó el 1 de enero del 44, y el 29 de enero el Air Materiel Command hizo un pedido 200 unidades. El 25 de febrero de 1945, el jefe de pilotos de prueba de Bell, Jack Woolams, realizaba el primer vuelo. El avión pesaba mas de lo esperado, y la estabilidad direccional fue considerad inadecuada. El motor tampoco deba la potencia prometida, quedándose en 3.750 libras, en vez de las 4.000 nominales.

A pesar de ello los problemas se fueron corrigiendo y en general las características del avión se consideraron suficientes, tanto en tierra como en vuelo. El ejercito estaba desarrollando una nueva arma de calibre 0.60 para sustituir a las conocidas 0.50 de la guerra, y el segundo prototipo, que voló el 19 de octubre de 1945, fue modificado con una cabina diferente y el morro mas alargado capaz de recibir las nuevas armas. En este periodo, un nuevo piloto de pruebas fue responsable. Se llamaba Chuck Yeager.

Bell XF-83. (U.S. Air Force photo)

Finalmente, ni las nuevas armas, ni el XF-83 entraron en producción. Las primeras porque eran demasiado pesadas para encajar fácilmente en el espacio que ofrecían los cazas, y tampoco funcionaron correctamente. El avión pronto se vio superado por la nueva hornada de aviones de combate que se diseñaron después de la guerra y que incorporaron los conocimientos desarrollados por los alemanes.

El XF-83 quedó como una efímera nota en la historia de la aviación, y le cabe el dudoso honor de ser el ultimo caza puesto en vuelo por Bell.

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